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Mostrando entradas de agosto, 2020

Blanca sal

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Tomo los fragmentos de arena de aquel castillo que el viento había golpeado con su pasión, decidiendo que el tiempo es relativo cuando en el horizonte todo es resguardo. Entre la blanca sal y unas cuantas palabras, escojo entender que lo pasado no es más que una ola de mar… Una ola de mar que va y viene, que viene y va; que te arrastra contra la marea del recuerdo y te sumerge con furia en un rezago de espuma pasajera.   Tomo un bote, que no es más que mis historias, el norte ya no hace parte de las opciones, pues la deriva ha negociado el rumbo. Conservo la forma de las nubes que cruzan el panorama, aquella última y deforme porción de algodón dulce no es más que todo lo que he vivido. Surco entre promesas alejadas de percepciones, y en medio del todo oceánico, abrazo el ancla. Danzan frente a mí corales extrañados por la presencia de una forma material que no se reconoce, que sólo busca un lugar cálido donde tocar fondo.

El Sueño

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       El frío de la habitación de manera tajante atravesaba las ranuras entre los vidrios de la ventana, golpeando el lugar de manera pesada e insistente. El invierno que azota la temporada actual del año, ya se ha cobrado varias vidas en el sector y los cuerpos comienzan a amontonarse tras las paredes de las casas; colgando en los muros los recuerdos de quienes eran, de lo que fueron y de su absurdo adiós.      Las preocupaciones no dejan de rondar mi cabeza, el aislamiento a causa de éste nuevo virus ha detenido la economía, cientos de personas han perdido su trabajo y yo… yo no he sido ajeno a ello.        En los últimos días el insomnio aumenta vertiginosamente, al igual que el número de noches sin dormir y la exagerada cantidad de remedios caseros usados contra la falta de sueño. Los días grises y sin oficio, garantizan mi mal estado de ánimo y la cama, aquel lugar de descanso, es ahora un altar de rituales para tratar de dormir.        La pasada noche le soñé. Estaba all

Vuelvo al sur

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Vuelvo al sur, tras abandonar tu norte, vuelvo a esos momentos tuyos de viajes y derroches, disimulados en las caricias, de las historias secas ya pasadas, donde cada día sellé promesas rotas con salados sabores de derrotas... que ahora dejaron tragos rotos, mares olvidados y llantos naufragados. Vuelvo a esta corta vida, que ya no era mía, sino de ese beso que mi ropa mancharía, de los sueños ciegos e insomnios cobardes que no robaron más que nuestras noches... antes gobernadas con tal fiel dictadura, dando esta persecución política que aún perdura que terminaba en nosotros exiliados, frente a tus ojos, en atardeceres robados. Regreso al sur, tras del orgullo viejo derrotado, que observa tus ausencias tan petrificado, tras el contoneo de tus sagradas piernas y de mi habitación de sábanas agrietadas, que ahora destilan en aceites tus aromas y el de cuerpos muertos en batallas... siendo tu bandera anclada en mi regazo bajo los cantos de tu enorme abrazo. Y es que tan