Síntoma de inhibición del sueño
Sentí que volaba bajo entre un cielo perplejo,
como inmerso entre un cuadro vanguardista desleído. Gané altura para atravesar
los picos de la penumbra, pero no pude evitar ser divisado por el horizonte. Floté
entre basura y escombros celestes de todo el egoísmo de la humanidad,
paradójicamente respiraba el polvo lunar, todo el vacío silente; sentí la
gravedad atravesando mis ideas, comprimiendo mis pulmones a su antojo. El peso del universo se afianzó a mis
deseos reprimidos, descomponiendo trayectorias sin desenlace. Caminé de
espaldas por la calle, mis piernas eran un par de metales que perforaban el
asfalto, que removían la tierra. Mis ojos cayeron como cientos de semillas que
brotaron de vegetación, cubriendo edificios, momificando personas. Desperté
nuevamente en la habitación a oscuras. Escuchaba su rezo, repetía mi nombre. Traté
de salir de allí, las llamas limpiaban mi andar desnudo; de repente sentí sus
dedos enterrarse en mi cintura… escaló por mi espina dorsal, inhalaba su
aliento. Nadé entre el sudor de las horas, el cobertor pegado al techo
desprendía maná y pudor, la lengua cocida al tiempo, el cuerpo hecho piedra y
éste ser difuso en la cabecera... suplicando por un último relato.
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