Cuántas y tantas veces

No es la primera vez...

que para llegar a ti, uso de transporte esa falda vieja,

pero es la última vez...

que sueño con el mar angosto de tus labios secos.

 

Ha sido allí, entre copas y canciones, entre rezos y facciones,

donde entendí que yo, moría un par de veces, tras el cristal de tus ojos azules.

Para no callar sin rumbo alguno, perdiendo el premio de llegada,

de dormir una última noche, entre tus dedos anidados de pasados.

 

Todos los besos usados, que renacen en tus manos,

que para no ser escasos, los llevas en tu cama, envueltos de retazos.

No ha sido extraño, que para soñar contigo, la razón embriago,

con aquel sazón de tus mejillas, pues siendo hoy sincero,

es la última vez, que vivo de revés anclándome a tus pasos.

 

En esta calle rota, de balcones grises, color de derrota

con ventanas entre abiertas, de rumores ciegos y cantos de paloma.

Entre las fachadas, de retrato vanguardista y esquina perdida,

donde te besaba cada hora, bajo lluvia fresca y aromas de lujuria.

 

No es la primera vez...

que hay otra despedida, de sales en la herida y palabras tontas,

pero es la última vez...

que tú, pernoctas en mi cama.





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